Existe una preocupación internacional y una búsqueda de soluciones para cambiar el rumbo de las cosas, pero las dificultades para adecuar las soluciones necesarias a los intereses en pugna dificultan un proceso que, si se alarga en el tiempo, probablemente llegue demasiado tarde.
Las Conferencias Internacionales han sido el marco donde se han debatido los problemas que afectan al futuro del planeta y las soluciones que podrían dar un giro a las políticas que han llevado al mundo a una situación límite de sostenibilidad.
De la Cumbre de Río de Janeiro de 1992 surgió la Agenda 21, un cúmulo de propuestas que sirvieron de base para determinadas políticas municipales, sin duda positivas, pero también insuficientes para concretar soluciones que requieren planteamientos más activos, valientes y comprometidos con la sostenibilidad.
Hablar de sostenibilidad significa hoy, hablar de pervivencia del planeta, plantear y asumir remedios que palien una enfermedad que si persiste, acabará con el enfermo; es decir, con el planeta mismo.
Parece de locos no dar el giro necesario para recuperar al enfermo; al no hacerlo, se ponen de relieve multitud de intereses, de dificultades que no parece fácil superar, pero en las que debemos tomar partido pues a todos nos va mucho en ello.
La Conferencia de Río+20 que se celebrará en Río de Janeiro en junio de 2012, no lo va a tener fácil. Y la dificultad no surgirá tanto de la identificación de problemas y soluciones como de la resistencia de los diferentes países a poner en práctica las medidas necesarias para superar los retos planteados.
http://rio20.net/
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